jueves, 10 de enero de 2008
Tecnología y escritura
Tanto Walter Ong como Roger Chartier se ocuparon ampliamente de señalar la vinculación entre el ejercicio de la escritura y dispositivos tecnológicos. La escritura manuscrita, en un primer momento, y la imprenta, la radio, la televisión, la computadora son también formas de "tecnologizar" la palabra. Cada una de ellas supone nuevas maneras de relacionarnos con los otros, con los saberes y con nosotros mismos. Incluso generan una nueva oralidad –que Ong denomina “oralidad secundaria”– diferente de aquélla propia de las sociedades que no conocen la escritura. Para Chartier "la experiencia escrita" no sólo implica la comprensión de las significaciones diversas conferidas a un texto, o un conjunto de textos, sino que requiere enfrentar el "repertorio con sus motivos" e identificar los principios que gobiernan su producción, así como descubrir las estructuras de los objetos escritos (o de las técnicas orales) que aseguran su transmisión. El lector y las expectativas de lectura no permanecen indeferentes a esta situación. En vista de la alta consideración que ha adquirido la tecnología, no sólo como propósito y objeto de expresión cultural sino también como prerrequisito y contexto de aplicaciones en la práctica cultural, este marco de referencia aparece para ser particularmente indicado como punto central alrededor del cual agrupar el análisis y la descripción de los procesos mediáticos. No ocurre que los artefactos y los sistemas técnicos fueron inventados primero, luego “usurparon” su lugar a la cultura y en un paso posterior “ejercieron” su influencia sobre los sujetos. O a la inversa: la tecnología no es un derrame accidental de determinantes culturales, que por su parte condicionan la existencia y percepción de los sujetos de modo unidimensional. Entre los términos de referencia, como se ha ocupado de desentrañar Raymond Williams, hay una relación recíproca constante, centrada en la materialidad de los medios en la relación triádica de tecnología-cultura-sujeto, que está influenciada por factores individuales en diferentes constelaciones históricas de mayor o menor magnitud. ¿Cómo involucra a la tecnología la pregunta acerca de los nuevos decires que ellas propician si es que los sujetos no son “externos” a la técnica -y a sus dispositivos narrativos-, sino que la asumen entendiendo al mundo con ellas y participando de sus construcciones? ¿Qué concepciones de lo comunicacional están en juego para estabilizar las relaciones entre técnica y lenguaje? El tema adquiere mayor relevancia dada la multilplicación de instancias (SMS, chats, blogs) en las que se materializa una suerte de "sintaxis de la urgencia", donde se ejerce el dispositivo tecnológico "presiona" de manera tangible (con una temporalidad más o menos apremiante) sobre el proceso de escritura. Doble potencialidad de la digitalización de los textos: por una lado, la semiosis infinita de la rica narrativa hipertextual; por el otro, una escritura "de reacción" (¿más espontánea?), que exprime la funcionalidad de cada letra y no dispone del tiempo suficienta para calibrar los efectos de sentido de lo escrito.
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