Desde fines de los años ´70 el pensamiento político y social pronostica cambios radicales "de era" en el mundo occidental: así pasaron el fin de las ideologías, la sociedad post-industrial, la post-modernidad, la "tercera ola", el fin de la historia, la sociedad del conocimiento y la revolución biotecnológica, entre otras menos difundidas. Algunos vaticinios se revelaron como reacciones deterministas, otros como pronósticos más bien propagandísticos. Esta suerte de "larga marcha" de la prospectiva tuvo altibajos y las modas intelectuales hicieron lo suyo para consolidar variaciones temáticas y conceptos que excedieron en mucho su contexto original. Si bien el libro de Franco Berardi no se inscribe directamente en esta larga saga, posee algunos puntos de contacto al remitir indefectiblemente a algunos autores que colaboraron activamente con ella. Para Berardi afirma que hemos ingresado en el semiocapitalismo: "el modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información". Así, el proceso de trabajo a cargo de un cognitariado que actúa cada vez bajo más presiones "se realiza a través de recombinar signos" tarea que corre por cuenta de los dispositivos tecnológicos que se encargan de conectarnos todo el tiempo. El conocimiento como campo específico del business es instalado por el discurso de divulgación empresaria como el factor decisivo del paradigma dominante, unas veces bajo el formato de la "innovación", otras desde una funcionalidad que articula incluso el orden social dominante.
A la vez, los sistemas informáticos tienden a una interconexión global, dando lugar a lo que él denomina capitalismo conectivo, que corta la coincidencia entre espacio y tiempo, y provoca un cambio cualitativo en la experiencia misma del trabajo. "En la esfera del info-trabajo no hay más necesidad de comprar a una persona, ocho horas al día todos los días". Esto provoca la fusión entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio, obliga al trabajador (tal como destacan los manuales de management) a ser el "gestor de sí mismo", y lo lleva a un estado de inestabilidad y precariedad.
La "generación post-alfabética", donde lo mediático y lo virtual reemplazan a la lectura y la escritura como criterios de formación de los sujetos sigue lo previsto por Marshall McLuhan, afirma Berardi. Y defiende una concepción tecnológica del concepto de generación, lo que explica la ruptura entre quienes crecieron en los años ´80 con la videoelectrónica y en los ´90 con Internet y los celulares, y sus padres y maestros. Esta distancia constituye una "mediamutación" que hay que analizar más allá de la postura que se escucha habitualmente sobre la falta de hábitos de lectura o la "incomprensión" que atraviesa las aulas. La contracara de la euforia de la "nueva economía" está representada por los ataques de pánico, trastornos de ansiedad y otras patologías que han proliferado dando lugar a una farmacología de la felicidad abocada a estabilizar las angustias post-modernas.
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